El mito del éxito: Una ilusión construida
- María Carolina Rodriguez
- 31 mar
- 2 Min. de lectura
Desde que nacemos, nos enseñan que el éxito es el objetivo final de la vida. Nos dicen que debemos esforzarnos, competir y alcanzar ciertas metas para ser considerados exitosos. Pero ¿quién define qué es el éxito? ¿Es una verdad absoluta o una ilusión construida por la sociedad?
En el imaginario colectivo, el éxito suele estar asociado con el dinero, el poder y el reconocimiento. Se nos vende la idea de que una vida plena es aquella en la que hemos acumulado prestigio, títulos y posesiones. Sin embargo, esta concepción del éxito es problemática. Primero, porque supone que todos aspiramos a lo mismo; y segundo, porque coloca el éxito en factores externos, como si nuestra valía dependiera únicamente de la validación de los demás.
El problema radica en que esta idea de éxito impone un modelo rígido que no permite desviaciones. Nos empuja a una carrera sin fin, en la que siempre habrá un peldaño más por subir. Si el éxito es tener dinero, nunca será suficiente. Si el éxito es el reconocimiento, siempre habrá alguien más famoso o influyente. Así, terminamos atrapados en una constante insatisfacción.
Además, este modelo deja fuera a quienes eligen caminos diferentes. Un artista que decide vivir de su pasión sin buscar riqueza, ¿es menos exitoso? Una persona que prioriza su bienestar sobre el ascenso laboral, ¿ha fracasado? La sociedad nos hace creer que sí, pero quizás la verdadera trampa es pensar que hay una única forma de triunfar.
Tal vez el éxito no sea una meta, sino un estado de satisfacción personal. Quizás sea la capacidad de vivir de acuerdo con nuestros valores, sin miedo al juicio externo. O tal vez sea simplemente la libertad de elegir nuestro propio camino sin la presión de encajar en un molde predefinido.
En un mundo que constantemente nos exige "ser alguien", vale la pena preguntarnos: ¿y si ya lo somos?
Muy buen artículo