Corazones
- Mariana Murgueitio
- 29 mar
- 1 Min. de lectura
Cual abismo sin fondo,
que ni una gota desperdicia
de aquel amor palpitante,
de lágrimas secantes,
el Corazón Gigante,
del vacío que nunca llena,
latidos tenues y débiles,
del corazón que no siente.
Reemplazada sea la emoción gélida,
por los mares desbordantes
y las tormentas tempestuosas.
Que sea reemplazado aquello
que se proclama inconsciente
y en su lugar aparezca
el Corazón Diminuto,
del espacio insuficiente,
latidos fuertes, incomprendidos,
del amor que derrama sangre,
amor de un sol naciente.
– Mariana Murgueitio
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