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Corazones


Cual abismo sin fondo,  

que ni una gota desperdicia 

de aquel amor palpitante,  

de lágrimas secantes,  

el Corazón Gigante,  

del vacío que nunca llena,  

latidos tenues y débiles, 

del corazón que no siente.  

 

Reemplazada sea la emoción gélida,  

por los mares desbordantes  

y las tormentas tempestuosas.  

Que sea reemplazado aquello 

que se proclama inconsciente 

y en su lugar aparezca  

el Corazón Diminuto, 

del espacio insuficiente, 

latidos fuertes, incomprendidos,  

del amor que derrama sangre,  

amor de un sol naciente.  

 

– Mariana Murgueitio 

 

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